Dolor

Desconozco tu mirada
y la voz de tu palabra,
ya no encuentro en tu sonrisa
la risa, que tanto amaba.

Has dejado a la ilusión
aparcada en una orilla,
al antojo del dolor
ahogándose, en su pesadilla.

Has negado a la razón
tu verdad, es de mentira,
una historia de papel
que dejas a la aventura.

Puñales sobre la piel
heridas que nunca curan,
un corazón que murió...
sin nicho, ni sepultura.

Regalame una sonrisa

Regalame una sonrisa
con alas de mariposa,
donde la risa; sea risa,
el mundo; la fantasía
la vida una cometa
que en el cielo surcaría,
volando... con alegría.

Regalame una sonrisa
que tus labios me sonrían
y tu boca tan jugosa,
me deleite con la risa
alludando a la apatía
a componer un poema,
que hable... de la alegría.

Regalame una sonrisa
tan llena de sensaciones,
que sean los corazones
los que bailen ilusiones,
y compongan melodías
que al oír, bailar quedrian
sintiendo... solo alegría.

Regalame una sonrisa
que yo otra te daría
y seriamos dos extraños
compartiendo... la alegría.

Marinero

En la orilla de la mar
ella sueña su querer,
aquél que el agua se lleva
y no lo deja volver.

A la olas le pregunta
adonde, su amor está,
que cada día lo espera
y largo es el esperar.

Marinerito regresa
regresa ya, de alta mar,
que tu niña no sonríe
la pena, la va a matar.

En el rumor de la brisa
el agua le viene a cantar,
que el mar se queda a su amado
que no puede regresar.

La mar, se lleva su sueño
la mar, se lo llevará,
mientras la niña lo añora
en la orilla llorará.

Luto

Un día lluvioso
tu cuerpo frío
llegó a su nicho.

Marca el destino
a su capricho,
la muerte llega
no tiene hora.

La tuya estuvo
en su camino,
para sorpresa
fuiste su presa,
y por desgracia
para tu casa
una condena
llena de pena,
que el tiempo aplaca
pero no escapa,
de ser un duelo
sin su consuelo.


Para Javi 03/03/2010

Amado y querido esposo

Amado esposo.
Me has visto ser la rosa
y ser hermosa,
me has visto ser la espina
que no te roza,
me has visto desafiante
y acariciarte.

Querido esposo.
Como fruto maduro
te dí a tus hijos,
albergué en mi pecho
tu amor divino,
mi vida fue perfecta
siempre contigo.

Amado esposo.
En flor marchita
me he convertido,
pasando los años
he envejecido,
y mis manos gastadas
andan cansadas.

Querido esposo.
No estés dolido
por mi partida,
ha sido hermoso
todo el trayecto,
pero he de apearme
de este viaje.
Se el hombre fuerte
que tanto quise,
y no estés triste
por esta muerte,
allá en el cielo
sabré esperarte.
Cariño mio
serás por siempre
mi amor querido.

Cuándo duermes

Me gusta mirarte
cuándo duermes,
observar tu paz
tu cuerpo inerte,
acariciar tu pelo
seda en mis dedos,
sentir tu piel
de blanca nieve.

Me gusta mirarte
cuándo duermes
el silencio acomodado
en tu cuerpo,
tu fresca boca
me invita a beberte,
en el refugio de tu sonrisa
quiero tenerte.

Te amo así dormida
sintiendo tu desnudez
al lado mio,
queriendo entrar en ti
hacerte mía
amando en cada sueño
hasta llegar el día.