Frente a la iglesia,
sentada en un viejo banco
a solas con su recuerdo
las horas, se van pasando.
El tiempo perdió valor
las prisas, ya no la agobian
le gusta sentir la brisa
rebuscando en su memoria.
Cuánto tiempo hace yá
de aquella noche lejana,
que un mocito le robó
un beso mientras bailaban.
Alisa su delantal
su negra falda de lana,
tanta historia que contar
y nadie, para escucharla.
Sus manos que un día fueron
tan fuertes al trabajar,
hoy cansadas y ar.rugadas
la fuerza pedida está..
Repicando están las campanas
y vuelve a su realidad,
a esos ochenta largos años
que su cuerpo tienen yá
