el Sol, la tupida nieve,
el Sol que quema y abrasa

no derrite mis quereles.
La mar navega sin rumbo
las olas vienen y van,
las olas mecen las aguas
buscando su nuevo hogar.
El aire viaja en silencio
meciendo las olas va,
meciendo la arboleda
con un susurro de paz.
El Cielo con un lamento
hace a las nubes llorar,
las nubes lloran la pena
de no poderte besar.
Y yo en sueños me río
en mi dulce despertar,
que siendo tan poca cosa
sólo a mí, quieras amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario